Una mirada política sobre el primer año de Milei
El primer año de Javier Milei como Presidente de la Nación “valieron como tres o cuatro”, dijo el politólogo Diego Gantus, al hace un balance de este primer cuarto de gestión libertaria en la Argentina, al tiempo que habló de “una relativa fragilidad o precariedad”.
“Tengo la sensación de que las cosas hoy son de una determinada manera y que se pueden ir, disculpen mi francés, al carajo muy rápidamente. Esa sensación no me la puedo quitar de encima”, agregó Gantus durante una entrevista con el programa Malos Perdedores, que conducen Exequiel Flesler y Florencia Gómez por Radio Costa Paraná (88.1).
El politólogo, sin embargo, admitió que “corresponde comenzar dándole crédito al Gobierno por lo que se merece” y comparó ese crédito con el que, según su mirada, tuvo Sergio Massa cuando en agosto de 2022 asumió como ministro de Economía. “Había situaciones extremadamente complicadas, que estaban avanzando a una velocidad que hacía difícil prever cómo podía terminar la cosa. Y con una caja de herramientas, en ambos casos, muy menguada, muy escueta, muy chica, pudieron frenar a tiempo y torcer ese rumbo eligiendo caminos muy diferentes”, opinó.
Como Massa, como candidato a Presidente, “pretendía los votos de Cristina Fernández no tenía chances de empezar a hacer el ajuste que seguramente, si de él hubiera dependido, hubiera hecho”. Milei, en cambio, optó por “recesión, aumento de niveles de pobreza y aumento del desempleo. Pero ambos tuvieron el mérito de poder frenar a tiempo”.
El otro mérito de Milei, observó Gantus, es su posición ante el Congreso de la Nación. “Frente al menguado poder político institucionalizado –el actual Congreso es el más fragmentado de los últimos 12 años–, esperábamos debilidad y la necesidad de construir ciertos acuerdos, y el Gobierno tiene un segundo mérito que es haber apostado –veremos con qué artimañas, con qué recursos–, y haber jugado un pleno a la sanción de la Ley Bases. No salió como originalmente la pretendía, pero salió una lo suficientemente plástica como para darle la posibilidad de depender muchísimo menos del Congreso de lo que hubiera debido. Y en esto, estemos a favor o en contra de las medidas que ha tomado el Gobierno, ha habido dadores voluntarios –o no tan voluntarios– de gobernabilidad”, analizó.
El relato
Gantus, en otro orden, consideró que La Libertad Avanza, a diferencia del gobierno de Alberto Fernández que “se jactaba de no tener un relato, comprendió que tener una narrativa es indispensable, a la par que va tomando decisiones; construir una narrativa como, por ejemplo, interpretar que los esfuerzos que estamos haciendo ahora van a pagar en el mediano plazo o en el largo plazo, y que no los podemos evitar”.
En principio, agregó, “para porciones importantes de la población la faceta más emocional de esa narrativa es la idea de que estamos enojados, que estamos como estamos, mal, porque ha habido unos choros que se privilegiaron de todo esto, hay que ganarles, hay que correrlos, y hay que tomar medidas dolorosas para estar mejor en el futuro. Y cuando eso empalma o produce cierta empatía con las mayorías de la población, que están mal, que la venían pasando mal y que la siguen pasando mal, se puede tener algún margen de tiempo en el que sos virtualmente inviolable”.
“Hoy nadie le reclama (a Milei) haberse rodeado y pactad con esa casta que decía venía a destruir –esa casta está más fortalecida que antes–, a nadie le importa que no hay plata salvo para los viajes cuasi personales del Presidente. Hoy goza de esas mieles, que cuando es emocional, y yo creo que ese es otro mérito del gobierno, es muy potente, pero esos recursos –los de construir sobre la frustración y el fracaso– son muy antiguos”, añadió.