¿Quién se beneficia con el modelo de Milei?
La economista y docente Victoria Lambruschini consideró que los especuladores financieros son los principales beneficiados, como así también los sectores concentrados vinculados a la exportación, los medicamentos y los alimentos. El problema más preocupante de este plan económico es que “no está resolviendo ninguno de los problemas de fondo”.
En medio de la extensa y profunda crisis económica que vive el país, muchos se preguntan, desde la asunción del presidente Javier Milei, quiénes son los que se benefician con el modelo que lleva adelante el líder libertario.
La economista y docente Victoria Lambruschini, en diálogo con el programa Sexto Sentido, que conducen Jorge Ballay y Pablo Lescano por Radio Costa Paraná (88.1), señaló que “con las medidas que se han tomado desde diciembre –y también con muchas de las decisiones que se venían tomando desde el periodo anterior, sobre todo durante la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía–, ha sido todo un beneficio para lo que en Argentina conocemos con el nombre sencillito de especulación financiera”.
Es decir, “cuando hay tanto desbarajuste en la economía, lo único que realmente rinde es bicicletear el dinero. Y eso, por supuesto, quita cualquier incentivo a la inversión productiva que es la que genera empleo, la que mejora el salario de los trabajadores de manera real y no artificial, y la que hace crecer a la economía”, añadió.
Lambruschini, en este sentido, remarcó que “en una economía de mercado capitalista, el crecimiento se da cuando uno produce más, porque eso mejora los ingresos de las empresas, de los trabajadores, eso alienta el consumo, todo se genera como un círculo virtuoso, pero eso arranca cuando alguien decide comprar más cosas y contratar nuevos trabajadores para poner a producir más”.
También es cierto, obsrervó, que dentro de la actividad productiva “hay algunos sectores que se han beneficiado mucho con las medidas, que son básicamente aquellos sectores concentrados en general, es decir, mercados donde hay pocos competidores, que están vinculados al negocio de la exportación. No son mercados literalmente porque un mercado supone que hay mutua voluntad de las partes. Y hay algunos negocios donde el consumidor, digámosle poniendo entre muchas comillas, en realidad no es alguien que consume de manera voluntaria. El ejemplo más claro es todo lo que tiene que ver con la salud, es decir, los medicamentos, la medicina. No es que uno dice, voy a consumir este medicamento porque está barato. Uno consume un medicamento porque lo tiene que consumir”.
También ocurre lo mismo con los alimentos. “Después de tres meses de un descontrol total en el precio de los alimentos, el ministro Luis Caputto se empieza a preocupar porque los alimentos en dólares están más caros que en Luxemburgo, cuando nosotros somos un país que producimos alimentos. ¿Cómo puede ser que en Argentina un paquete de arroz valga 3 dólares y medio cuando nosotros, acá en Entre Ríos, tenemos el arroz que se produce a 150 kilómetros de Paraná?”.
Ante la consulta de si este modelo es comparable con el que implementó Domingo Cavallo en los 90, durante el gobierno de Carlos Menem, Lambruschini opinó que el “modelo actual es muchísimo más precario que la convertibilidad, y, aparte, creo que Cavallo –digamos lo que digamos– es un macroeconomista, tiene una visión integral de cómo funciona la economía, con la que podemos estar de acuerdo o no, pero es una persona que cuando instaló la convertibilidad hizo acuerdos de precios con las empresas. Este equipo económico, en cambio, dejó tres meses de un descontrol total y ahora se preocupa porque los precios no bajan…”.
Para Lambruschini, sin embargo, el problema más preocupante de este plan económico es que “no está resolviendo ninguno de los problemas de fondo. Estamos padeciendo un ajuste fenomenal que recae sobre los más pobres, sobre los más vulnerables, sobre los trabajadores activos y pasivos, y mi temor es que todo este sacrificio termine siendo en vano y no, como dice el Presidente, que tenemos que atravesar el desierto para llegar a la tierra prometida”.