Las autoescuelas aplican en los cursos de conducción un protocolo preventivo por la pandemia

“Las autoescuelas -explicó Muzzolini- tuvieron, durante el primer periódo de la cuarentena obligatoria, una actividad nula. Luego, con la apertura que significó el distanciamiento social, hemos podido tener un inicio de la actividad, no igual al que tuvimos antes. No porque hayan caído las demandas, sino por las limitantes a la oferta que implica una reconversión rigurosa de la actividad”.

Reflexionó que, “como comerciante, uno tiene que adaptarse al momento e ir buscando caminos para progresar. Uno está acostumbrado al trato directo con el cliente, pero a eso lo hemos tenido que suspender. Concretamente, anulamos la atención de manera física y utilizamos los medios que otorga internet para las consultas, mientras que para las prácticas hay distanciamiento también”.

El titular de la agencia local entrevistado dijo que si una persona está interesada en el curso no es necesario acudir al lugar para estar frente a frente con quienes lo dictan o atienden en la agencia, sino que pueden hacerse las consultas a través de llamadas telefónicas, videoconferencias o redes sociales. Posibilidades similares existen para el pago. Y en cuanto a las prácticas, explicó que hay medidas muy estrictas para poder desarrollarlas. 

“A la persona (que toma el curso) se la busca en el domicilio en el auto de la escuela de manejo. El instructor maneja y el que toma el curso va atrás, perpendicular al conductor. Se llega hasta el punto de la práctica para que el que contrata el curso se ponga frente al volante y el instructor atrás. Además -agregó- respetamos la división preventiva de los dos habitáculos mediante un acrílico transparente. Siempre se va con el uso del tapaboca y contamos con rociadores en las dos puertas. Preferimos pecar de cuidadoso de más que tener una consecuencia”.

A eso agregó que el diálogo entre instructor y aprendiz, siempre se produce mirando hacia adelante. El instructor, detrás tiene el doble comando del vehículo.

La entrevista luego ahondó en el modo en que se maneja, generalmente, en la capital entrerriana. 

En criterio del instructor, en Paraná “manejamos muy mal”. “Nos preocupamos por la pandemia y hay más muertes por accidentes de tránsito. En Argentina mueren 24 personas al día por accidentes de tránsito”, indicó.

Hizo notar que a pesar de las restricciones de circulación por la pandemia, se suceden muchos accidentes de tránsitos. “Un conocido de un seguro me dijo que en su escritorio tomó 40 denuncias de accidente de tránsito en un día. A eso sumale las denuncias por internet y sumale todas las compañías que hay, y verás qué cantidad de accidentes hay”, dijo Muzzolini.

Cuando se le preguntó a qué cree que obedece el mal manejo en Paraná, el entrevistado hizo notar que “el negocio de la autoescuela en Paraná es muy joven. Todavía recién la gente lo está buscando como elemento para aprender bien a conducir. Pero eso ocurre en toda la Argentina, a la vez que falta mucha educación vial”.

“Llevó tiempo pero se entendió que no es un gasto aprender a manejar. Un curso está en 9.000 pesos, pero el daño en un auto triplica ese valor, por eso siempre es mejor el curso, que contempla diez clases en el modo estándar”.

“Nosotros -continuó- diferenciamos entre aprender a manejar y aprender a conducir. Nosotros enseñamos más que la mecánica de llevar adelante un vehículo. Le enseñamos sí esa dinámica a través de ejercicios, sino también incorporando hábitos que hacen a la seguridad vial. Es mucho más que saber poner un cambio y soltar el embrague”, finalizó.