La investigadora Milagros Raffaghelli considera que el sistema educativo debe cambiar el concepto de evaluación

Cómo se trabaja la evaluación de los contenidos en la educación en tiempo de pandemias. Sobre eso giró la entrevista que la radio municipal “Costa Paraná” mantuvo con la docente, investigadora y magister en Educación, Milagros Raffaghelli. “Nadie desconoce que estamos viviendo una situación que nos sacó de foco, y a la educación particularmente porque la pone en un lugar de mucha complejidad. Mucha complejidad no quiere decir que no se pueda entender lo que pasa sino que entender que lo que pasa es difícil. Hay que escuchar muchas voces y atender diferentes posiciones y miradas”, dijo la experta.

Para Raffaghelli, “con la evaluación pasó realmente algo complejo y la primera reflexión que me cabes es que las autoridades debemos ser un poco más responsables de los efectos o de las palabras que encierran nuestras decisiones”.

En ese sentido recordó que con respecto a la evaluación se dijo inicialmente que “no se iban a dar, pero luego se aclaró que no es que no se va a evaluar, sino que no se va a evaluar con nota sino la parte formativa y tuvimos, entonces, que trabajar en ese sentido. Luego se dijo que se iba a evaluar con concepto y ahora se dice que la evaluación será presencial”.

Consideró que “acá hubo un proceso de enseñanza y de buscar alternativas, como por ejemplo el uso de la tecnología u otros medios, pero de hecho hubo un proceso de adaptación y en algunos casos el acompañamiento por parte de docentes y padres. Por parte de los docentes hubo un esfuerzo desmesurado para aprender esas alternativas y también un esfuerzo de hacer un seguimiento de los aprendizajes. Por eso creo que la evaluación estuvo presente diferente a la que venía dándose.

Fue en ese punto en el que la experta en educación dijo que “la evaluación que venía dándose (antes de la pandemia) no significa que sea buena”. Trazó las diferencias entre las evaluaciones que venían dándose y las que se desea. “La evaluación que se desea es la que acompañe el proceso de formación, que ayude a aprender, que guíe al estudiante, que los estudiantes desarrollen procesos de autonomía para poder evaluar su propio aprendizaje”.

“La evaluación ha sido un momento de regulación y de control”, definió. Sobre este punto hizo notar que el concepto de control a través de la evaluación no sólo lo aplican los docentes, sino también los padres que autorizan o no ciertas actividades en función de los resultados de sus hijos en los exámenes.

Siempre analizando el alcance de las evaluaciones, la entrevistada sostuvo que cambió el proceso de evaluación porque cambió también el proceso de aprendizaje, que ahora no lo hace en el aula con el docente presente, sino en su casa a través de la tecnología.

Raffaghelli consideró que uno de los elementos fundamentales para garantizar el arribo a buenos resultados del modo de dar clases y evaluar en la actualidad, es la confianza.

“Si se pierde la confianza -dijo al respecto- y se empieza a sospechar que el estudiante no está haciendo ese proceso, se nos derrumba el sistema. Los docentes tenemos que pensar qué podemos mirar para evaluar cuando ya no tenemos al alumno viéndolo en el aula trabaja”.

Enunció a modo de ejemplo que esas cosas en la que el docente debe fijarse es como por ejemplo “la responsabilidad de los estudiantes en la presentación de los trabajos, la calidad de los trabajos, cómo los estudiantes trabajan con otros compañeros, aunque sea a través de la tecnología. Se puede evaluar también la capacidad crítica y la opinión que generan los estudiantes”.

Contó que en las primeras semanas de la cuarentena por la pandemia se dio un rápido interés de los docentes por ver cómo adaptarse a la situación, y que en ese sentido se enviaban trabajos prácticos a los alumnos, pero que luego se entendió “que a veces es mejor mandar tres preguntas potentes para trabajar, que un cuestionario de 17 preguntas”, ejemplificó.

La entrevistada hizo una analogía con el fútbol para mostrar la necesidad de adaptación que planteó la pandemia en educación formal. “Es como que nos digan que de ahora en adelante hay que jugar sin arquero. Bueno, en ese caso hay que volver a pensar la estrategia del juego, pero esto no quiere decir que no se va a seguir enseñando y evaluando, sino también hay que ver qué y cómo se enseña”.

Desde el estudio radial le requirieron a la magíster en educación una opinión sobre la posibilidad lanzada de que los niños y niñas de primer grado no pasen a segundo. “Entiendo que en el primer ciclo, primero, segundo y tercer grado, tiene la posibilidad de hacer una evaluación integral, y es posible que la institución tenga un proyecto y eso le permite a los docentes trabajar de manera integrada. Me parece que no es tan complejo la evaluación de saberes, que se pueden complementar en años siguientes. Pero esto nos debe llevar a pensar qué contenidos estamos transmitiendo y de qué forma”.

En ese sentido dijo que los contenidos aislados y no integrados, son más difíciles de evaluar en el caso de nuevas modalidades. “Es difícil evaluar integralmente un proceso cuando los contenidos son tan fragmentados, y que tienen sentido en sí mismo. Es difícil, digo, evaluar un proceso cuando lo que hay es solamente acumulación fragmentada de contenido”, indicó.

Cuando se le consultó cuáles pueden ser, a modo de ejemplo, esos contenidos de procesos, la educadora dijo que “tienen que ver con contenidos transversales, con problemáticas sociales, ambientales, de cuidados del medio ambiente, conocimiento de nuestra historia, comportamiento ciudadano, cuidado de recursos naturales y contenidos que se enmarcan en una formación ciudadano que trasciende el contenido fragmentado”.

“Necesitamos una evaluación que cambie la pregunta, porque no tiene sentido preguntar algo que aparece transparente en un libro o internet”, definió.

 

La investigadora Milagros Raffaghelli considera que el sistema educativo debe cambiar el concepto de evaluación Foto de archivo
Milagros Raffaghelli