Desde el medio del río, un pescador artesanal habla con la radio y cuenta cómo sobreviven en este momento

Germán Solís es un pescador artesanal de General Alvear. Comienza el día antes de que el sol desparrame sus rayos en esta parte del planeta. Así, a oscuras, Germán sale a hacer el primer recorrido en uno de los lugares donde el río Paraná se ensancha. Desde su canoa, dialogó con la radio pública municipal […]

Germán Solís es un pescador artesanal de General Alvear. Comienza el día antes de que el sol desparrame sus rayos en esta parte del planeta. Así, a oscuras, Germán sale a hacer el primer recorrido en uno de los lugares donde el río Paraná se ensancha. Desde su canoa, dialogó con la radio pública municipal “Costa Paraná”.

“Es lindo ver cuando la pesca anda bien, porque es una forma de ver una moneda, pero es necesario que se tome conciencia de cuidar el pescado”, reflexionó. Ante una consulta no dudó en indicar que “de cada cien pescadores, dos cuidan que las medidas (de los peces capturados) sean las reglamentarias”. “Debería haber más control. Nosotros cuidamos las medidas, pero hay muchos que no la respetan”, sintentizó.

Al contar sobre su oficio, que aprendió del padre, igual que sus dos hermanos, Germán dijo que “muchas veces debe salir a las cinco de la mañana al río, porque tiene pedidos para las ocho de la mañana”. “Sí, es un poco sacrificado; yo tengo 35 años y tengo dolores de cintura y pierna, pero también es cierto que la pesca nos ha permitido tener todo lo que necesitamos para vivir”.

En su caso particular, dijo que gracias al río tiene su casa, su auto, su camioneta y su negocio, a la vez que mantiene su familia desde hace 15 años. “Me hubiese gustado seguir estudiando, pero me di cuenta de que la pesca me iba a servir más que seguir la escuela, que dejé en octavo año”, dijo.

Contó que encarna con gusanos de las conejeras, que compra en las aldeas y ciudades cercanas donde se dedican a la cunicultura, como Valle María y o Crespo.

“Pesco para vender, pero también para procesar: a veces en mi casa hago despinados o filetes. Pero la forma de trabajar es sacar el pescado, ponerlo en tachos, que le llamamos viveros, y si no concretamos la venta, los largamos de nuevo al río”, contó.

En relación con la situación creada por la cuarentena por el coronavirus, el pescador entrevistado dijo que “se ha parado bastante la venta porque nosotros vendemos generalmente a los turistas en Alvear, y también en algunas quintas. Y al no haber movimiento, todo se complica un poco”, agregó en diálogo con el programa “Con vos”.