Advierten sobre el peligro de la deslaborización
El abogado laboralista Oscar Cuartango alertó que si prospera la flexibilización laboral que intenta llevar adelante el Gobierno “vamos camino a que todos sean trabajadores autónomos o cuentapropistas”. Aclaró, sin embargo, que no se opone a una reforma laboral que atienda los avances tecnológicos. Reivindicó, además, el rol de los sindicatos.
El Gobierno nacional lanzó oficialmente el Consejo de Mayo, el organismo creado para convertir en proyectos de ley los compromisos asumidos por el presidente Javier Milei junto a los gobernadores que firmaron el Pacto de Mayo. El objetivo central es avanzar en modificaciones consideradas clave como el equilibrio fiscal, la reforma laboral –uno de los temas centrales– y una reestructuración del sistema impositivo.
La mesa de trabajo fue encabezada por el ministro del Interior, Guillermo Francos, y estará integrada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger; el dirigente sindical Gerardo Martínez (Uocra); el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo; la senadora nacional por Santa Fe, Carolina Losada; el diputado Cristian Ritondo; y el empresario Martín Rappallini (UIA).
Oscar Cuartango, abogado laboralista y ex ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, durante una entrevista con el programa Sexto Sentido, que conducen Jorge Ballay y Pablo Lescano por Radio Costa Paraná (88.1), dijo que esta iniciativa genera “mucha alarma” aunque aclaró que él no se opone a una reforma laboral porque “los avances tecnológicos, la informática, la robótica, la inteligencia artificial, han creado cambios que necesitan ser implementados en las condiciones de trabajo”. Aseguró, sin embargo, que a lo que se opone “categóricamente” es a lo que denominó “deslaboralización” porque, opinó, “vamos camino a que todos sean trabajadores autónomos o cuentapropistas, bajo palabras como meritocracia y emprendedurismo, y la cuestión de la industria del juicio, el costo laboral, que no son verdades, no son ciertas”.
“Tampoco niego que el sindicalismo argentino fue creado bajo condiciones muy distintas a las actuales, y que se debe aggiornar; es decir, debe haber un cambio en los sectores sindicales. Tan es así, por ejemplo, que la mayoría de las conducciones nacionales están encabezadas por octogenarios”, remarcó.
– ¿Estamos ante un gran riesgo de disolución social en la relación del capital y el trabajo?
– Se está agudizando la diferencia y la puja en beneficio del capital y en contra del trabajo. Es decir, es un problema de distribución de riqueza, yendo al fondo de la cuestión. Si los avances tecnológicos van a ser en beneficio del conjunto de la sociedad, bienvenidos los avances tecnológicos, pero si los avances tecnológicos van a ser a costa del conjunto de la sociedad y en beneficio de unos pocos, ya no deben ser tan bienvenidos.
Una respuesta al avance tecnológico es la reducción de la jornada de trabajo. En España, por ejemplo, se implementó la jornada de 36 horas.
Ahora, ¿qué pasa? Acá, no sólo que no se va en ese camino, sino que se habla de 12 horas de trabajo por día.
– Desde el punto de vista de la fuerza política de los trabajadores, ¿usted ve que alguien está en condiciones de ponerle freno a esto que se ha dado en llamar la flexibilización laboral?
– El conjunto del mundo del trabajo ha cambiado. Hay desocupación, hay subocupación o sobreocupación, según los casos, porque o tienen que trabajar más horas para sobrevivir, o no tienen trabajo y tienen que andar rebuscándose en otra cosa. Y, por otro lado, los que tienen trabajo, el 50% aproximadamente está en situación de trabajo en negro. Entonces ese es el punto que se tendría que tener en cuenta.
Yo creo que el camino no es el adecuado, pero lo que pasa es que estamos viviendo en una economía de especulación financiera y no en una economía de producción y trabajo.
Es una economía que se maneja con los fríos números y sin pensar que los objetos sujetos al ajuste son seres humanos.
Sigue vigente la frase de Manuel Belgrano, que dijo antes de la Revolución de Mayo, que Argentina tenía que fabricar botas y no exportar cuero e importar botas.
El valor de los sindicatos
Cuartango, por último, reivindicó el valor de las organizaciones gremiales. “No hay peor situación para los trabajadores que la ausencia de sindicatos. Pueden ser malos, pueden ser buenos, pueden tener malos sindicalistas, buenos sindicalistas, pero la peor situación para un trabajador es que no existan sindicatos, porque un trabajador individualmente considerado en la negociación con el empleador es una hoja al viento en el vendaval del mundo capitalista, según dijo alguien más importante que yo”, advirtió.